MIME-Version: 1.0 Content-Type: multipart/related; boundary="----=_NextPart_01DC6A91.3EDBB2E0" Este documento es una página web de un solo archivo, también conocido como "archivo de almacenamiento web". Si está viendo este mensaje, su explorador o editor no admite archivos de almacenamiento web. Descargue un explorador que admita este tipo de archivos. ------=_NextPart_01DC6A91.3EDBB2E0 Content-Location: file:///C:/38A9411A/6.GonzalezGomez.htm Content-Transfer-Encoding: quoted-printable Content-Type: text/html; charset="us-ascii"


¿Error o
variante? Un enfoque socioemocional sobre el feedback docente hacia el
spanglish
Error or Variant? A Socio-Emotional Approach =
to
Teachers’ Feedback on Spanglish
Carmen
González Gómez
Universidad de Salamanca
carmen.gonzalez@usal.es
E=
ste
artículo analiza las actitudes de 41 docentes de español en
Estados Unidos, de origen latinoamericano, hacia las alternancias de
código y el spanglish de sus estudiantes. A partir de una encuesta
anónima, se indagó si consideraban erróneas —y p=
or
tanto corregibles— formas como ordenar (por ‘pedir’), ren=
tar
(por ‘alquilar’) o préstamos como cash. Tras este
cuestionario preliminar, que mostró un rechazo mayoritario hacia el =
uso
de préstamos, los docentes recibieron una sesión formativa so=
bre
multilingüismo y contacto entre lenguas, centrado en el contexto
estadounidense. La última fase del experimento consistió en
distribuir un cuestionario donde se incluían preguntas de
reflexión abierta, con el fin de medir desde un punto de vista
cualitativo si había habido cambios en su percepción. Esta
encuesta mostró una modificación significativa en la
valoración general hacia el spanglish y la alternancia de cód=
igo.
P=
alabras
clave: español como lengua adicional, evaluación=
, error, spang=
lish
<= o:p>
ABSTRACT
This article analyzes the attitudes of 41 Spanish teachers in the
United States, of Latin American origin, toward their students’
code-switching and Spanglish. Based on an anonymous survey, the study exami=
ned
whether they considered forms such as ordenar (for ‘pedir’), re=
ntar
(for ‘alquilar’), or borrowings like cash to be errors—and
therefore subject to correction. Following this preliminary questionnaire,
which revealed a widespread rejection of borrowings, the teachers participa=
ted
in a training session on multilingualism and language contact, focused on t=
he
U.S. context. The final phase of the experiment consisted of a second survey
including open-ended reflection questions, designed to qualitatively assess
whether there had been changes in their perceptions. This survey revealed a
significant shift in the overall evaluation of Spanglish and code-switching=
.
Keywords: Spanish as an additional
language, assessment, error, =
Spanglish
El concepto de lo que constituye un error y de
cómo abordarlo en clase de lengua adicional resulta complejo por dos
motivos: el primero es teórico. Delimitar qué constituye una
forma incorrecta es delicado, especialmente, si se parte de un enfoque
variacionista. Por lo general, se engloban bajo el mismo paraguas desviacio=
nes
de índole muy diversa: formas agramaticales (yo he cantada), usos
desprestigiados (fuistes), préstamos lingüísticos (renta=
r),
giros de otras variedades que el docente desconoce (arriba de la mesa), tie=
mpos
verbales que se alejan del estándar (hoy comí en lugar de he
comido) y usos donde se reconoce alguna transferencia desde la L1 (estoy
aquí por dos semanas). Considerar como errores lingüísti=
cos
estas producciones, sin hacer distinción, es arriesgado por varios
motivos. En primer lugar, es poco consistente desde el punto de vista
filológico. En sentido estricto, se deberían entender como
agramaticales solo aquellas producciones que no genere ningún
hispanohablante en ningún contexto y que, por tanto, representen un
potencial problema de intercomprensión. Si no se reflexiona de forma
previa sobre lo que constituye un error y no se establecen criterios, se co=
rre
el riesgo de que el docente descarte aquellos usos que no pertenecen a su
variedad, como el empleo de los tiempos verbales que desconozca y pueda
considerar incorrectos (por ejemplo, el uso de subjuntivo en No sé si
vaya, en lugar de No sé si iré). Como es lógico, esta
indefinición afecta más a las variedades diatópicas que
tienen menor representación. De la misma manera, una visión
normativista mal definida puede llevar a censurar usos extendidos en
comunidades como la latina en Estados Unidos, esto es, a corregir formas que
utilizan de manera habitual los hablantes de herencia, por reconocer en ell=
as
el influjo del inglés, y contribuir así a su
estigmatización.
Desde un punto de vista pedagógico,
también se ha cuestionado qué papel adoptar en relación
con los errores del alumnado. La retroalimentación correctiva
(corrective feedback) se entiende como una pieza esencial en el enfoque
conductista y cognitivo (VanPatten y Williams, 2015), incluso como una
herramienta para motivar al estudiante en su proceso de aprendizaje. Para o=
tros
autores (Schwartz, 1993) no está tan claro que este tipo de
corrección pueda modificar de manera significativa la gramáti=
ca
mental del aprendiz. El objetivo de este artículo no es cuestionar l=
os
beneficios de esta práctica en general, sino reflexionar sobre el
feedback dado a los estudiantes en relación con el spanglish.=
El
español de Estados Unidos es muy permeable no solo a los
préstamos léxicos, sino al calco de estructuras gramaticales.=
El
docente de español debe definir de antemano qué va a consider=
ar
erróneo y qué no con relación al código
híbrido, así como ser consciente de las implicaciones emocion=
ales
que puede tener su conducta. =
Esta investigación pretende conocer
cómo se posicionan los docentes participantes, que son, en su totali=
dad,
latinoamericanos que han crecido hablando español y trabajan como
profesores de español en Estados Unidos. Estudiar las actitudes que
adoptan en el aula en relación con el spanglish es interesant=
e en
dos sentidos: primero, porque la censura de formas que ellos, con toda
probabilidad, utilizan revelaría un grado elevado de
estigmatización hacia su propia variedad, así como tensiones
internas sobre su identidad lingüística; segundo, porque los
resultados pueden ayudar a comprender cuál es la mirada actual que
recibe el spanglish en las aulas de español de Estados Unidos=
, y
contribuir a que los enfoques pedagógicos evolucionen hacia una
visión más integradora y respetuosa con la alternancia de
códigos.
<= o:p>
<= o:p>
Delimitar el spanglish desde un punto de vista
lingüístico es complejo, ya que constituye un continuum. Los
principales rasgos incluyen una reducción aspectual en el paradigma
verbal de los tiempos de pasado (cantaba-cantó) (Montrul, 2002), el =
uso
explícito de los pronombres personales de sujeto donde no son
necesarios, por influencia del inglés (Toribio, 2004), y numerosos
cambios en el régimen preposicional de los verbos (me enamoré=
con
él) (Potowski, 2004), además de una transferencia de
léxico constante. Acotar qué se entiende por hablante de here=
ncia
también es delicado. Si se sigue la definición de Valdé=
;s
(2000), en el caso de Estados Unidos, es una persona que ha crecido en un
contexto multilingüe recibiendo como input una lengua diferente del
inglés.
En relación con el español, es importante tener en
cuenta que los hablantes de herencia suelen adquirirlo en un contexto
diglósico (Escobar y Potowski 2015), por lo que se ven sometidos a u=
na
doble presión: de un lado, la del hablante nativo idealizado y el
bilingüe equilibrado, y de otro, la de la estigmatización hacia=
el
bilingüismo y hacia las variedades del español latinoamericanas.
Por este motivo, los docentes que enseñan español en el conte=
xto
estadounidense han de ser especialmente sensibles hacia esta realidad, ya q=
ue
sus prácticas pueden contribuir a relegar aún más la
lengua al ámbito familiar o a que sea abandonada.
La relación entre la influencia de la L1 en la L2 es comple=
ja
aun en el caso de los hablantes monolingües. De manera tradicional, el
enfoque contrastivo se servía del conocimiento de la L1 para tratar =
de
predecir y paliar el trasvase (antiguamente denominado interferencia) de una
gramática sobre la otra. Desde hace tiempo, se ha desterrado la
concepción de la L1 como algo negativo. De hecho, diversos estudios
afirman que la motivación de los estudiantes disminuye cuando no se =
les
permite utilizar las estrategias que tienen interiorizadas en su lengua mat=
erna
(Swain y Lapkin, 1995).
El presente estudio toma como punto de partida el experimento llev=
ado
a cabo por Seijas y Spino (2023), en el que se encuestó a 48 profeso=
res
de español con el fin de conocer qué retroalimentación
darían a sus estudiantes, en el caso de que estos incluyesen en sus
redacciones palabras como folder, sensitivo o gangas. Los investigadores
sugerían tres posibilidades de retroalimentación (marcarlo co=
mo
erróneo y suprimirlo, señalar que no era adecuado en ese cont=
exto
escrito, o proponer una alternativa). Más del 85 % se decantó=
por
la primera opción en todos los ítems que se les proponí=
;an.
El feedback que daban a los estudiantes incluía apreciaciones en las=
que
se explicaba que algunas expresiones no existían, como fuistes o
habían (personas), y otras se rechazaban con el pretexto de que no
serían comprensibles por el interlocutor, como cash o aplicar a la
universidad.
Como ya se apuntó, la noción de lo que constituye un
error suscita problemas por cuanto se confunden a menudo las vertientes de =
la
gramática y la sociolingüística. Como apunta Milroy, para
muchos hablantes cultos y educados, incluso con conciencia
sociolingüística, la incorrección de la forma I seen it =
(en
lugar de I saw it) depende de las reglas del lenguaje, y no de las convenci=
ones
sociales, por lo que no hacen falta más explicaciones para rechazarla
(2001: 335). Esta visión esencialista del lenguaje, que asume una
lógica interna en el sistema lingüístico, es la responsa=
ble
de que los docentes de lenguas adicionales sitúen al mismo nivel las
formas desprestigiadas y las agramaticales.
Los enfoques críticos en la enseñanza de lenguas
señalan que aprender y enseñar un idioma nunca es neutral, ya=
que
en el aula se transmiten no solo reglas gramaticales, sino también
ideologías, relaciones de poder y una visión sobre qué
variedades son legítimas (Leeman, 2014: 275). Como se ha apuntado en
diversas ocasiones (Potowski, 2005; Beaudrie, Ducar y Potowski, 2014),
incorporar una perspectiva sociolingüística con los hablantes de
herencia es clave, ya que en muchos casos el concepto de adecuación =
puede
camuflar una estigmatización hacia algunas variedades. Así, se
pueden entender como inapropiados o informales usos que provienen,
sencillamente, de un código híbrido, o de una comunidad
minorizada. Como apunta Leeman (2018: 351), las normas de lo que es apropia=
do
no son universalmente compartidas, ni son neutrales; a menudo dejan entrever
las relaciones de poder.
Los docentes de lenguas tratan, por lo general, de que sus estudia=
ntes
alcancen un dominio ideal del estándar que les permita sortear cualq=
uier
tipo de discriminación y les conduzca al éxito social y
profesional, pero olvidan con frecuencia que los aprendices poseen un amplio
conocimiento sociopragmático y, sobre todo, que, posiblemente, no
comparten con ellos el mismo consenso cultural sobre lo que es apropiado y
formal para cada entorno (Holguín Mendoza, 2022: 152). La razó=
;n
por la que se le da más peso a una determinada variedad en el aula y=
se
la caracteriza como estándar es ideológica (Milroy, 1999).
Desde un punto de vista sociolingüístico, diversos
estudios han hecho hincapié en que muchos docentes no tienen una mir=
ada
pluricéntrica en relación con el español y privilegian
algunas variedades, aun cuando no son la suya (Hama y Ramsburg, 2025). En la
misma línea, estudios recientes señalan que los docentes
reaccionan de forma negativa hacia las alternancias de código de sus
estudiantes (Zúñiga, Henderson y Palmer, 2017; Román,
Pastor y Basaraba, 2019).
El impacto emocional que puede tener un feedback negativo hacia fo=
rmas
lingüísticas que existen, aunque no formen parte de lo que el
docente entiende como estándar, es alto. La noción de error es
crucial, sobre todo cuando se trata de comunidades minorizadas, como los
hablantes de herencia en el contexto estadounidense. Por eso es clave instr=
uir
a los docentes para que reflexionen sobre lo que constituye un error y
distingan entre las incorrecciones lingüísticas que dan lugar a
estructuras inexistentes de aquellas formas que constituyen un prést=
amo
del inglés o una manifestación de la alternancia de
códigos.
3=
.=
METODOLOGÍ=
A
Este estudio combina un enfoque cuantitativo y
cualitativo y se divide en tres fases. Se desarrolló durante un curso
que realizaban 41 profesores de español durante el verano de 2025 en=
la
Universidad de Salamanca. Todos eran de origen latinoamericano, habí=
an
crecido hablando español y enseñaban la lengua en alguna
institución de Estados Unidos. La metodología siguió la
siguiente estructura: I) cuestionario inicial, II) sesión formativa =
y III)
cuestionario final. Durante la primera fase, se les distribuyó una
encuesta anónima, no remunerada, que puede consultarse en el Anexo I=
.
Constaba de dos partes: la primera recababa información general,=
e
incluía preguntas sobre las actitudes hacia su propia variedad (por
ejemplo, si la habían neutralizado en ocasiones o si se habían
sentido presionados por su institución para hacerlo). La segunda
pedía a los encuestados que corrigiesen diez oraciones, imaginando q=
ue
eran producciones escritas por sus estudiantes. Estas frases incluían
cambios de código inglés-español y expresiones propias=
del
spanglish. Los participantes debían decidir si las
considerarían correctas.
Una vez analizados y sistematizados l=
os
resultados de esta segunda parte, y visto el rechazo generalizado a la
mayoría de los préstamos, se les dio a los participantes una
sesión formativa sobre el cambio lingüístico, el multili=
ngüismo
y el impacto socioemocional que puede acarrear una retroalimentación
negativa. Se hizo hincapié en que cuando un docente marca como
erróneo un uso del spanglish, su conducta incide en la identi=
dad
lingüística y cultural de las comunidades minorizadas. Al inval=
idar
el uso, la autoestima y la motivación se ven afectadas. En la tercer=
a y
última fase, se distribuyó un cuestionario entre los
participantes con dos preguntas de reflexión abierta, para medir los
cambios en sus creencias, actitudes y percepciones. Esta encuesta revel&oac=
ute;
una modificación sustancial en su posición hacia la alternanc=
ia
de códigos.
4= .= ANÁLISIS <= o:p>
La distribución geográfica de l=
os
profesores encuestados abarca un amplio abanico en el mapa de estados de EE.
UU., con un total de quince regiones. Illinois y Nueva Jersey son los
más frecuentes, pero también aparecen otros como California,
Florida, Texas, Nueva York, Georgia, Washington o Colorado. Esta
dispersión geográfica evita la concentración de la mue=
stra
en un estado y, con ello, el posible sesgo, al garantizar contextos educati=
vos
y sociolingüísticos variados.

Gráfic=
o 1. Distribución de estados en=
los
que trabajan los profesores encuestados
En cuanto a l=
os
países originarios, la muestra también es diversa. Los profes=
ores
proceden, en su mayoría, de Colombia, México y Estados Unidos,
aunque países como Argentina, Cuba, Perú, Puerto Rico, Guatem=
ala,
República Dominicana, El Salvador, Ecuador y Panamá tienen
asimismo representación. Esta pluralidad aporta diferentes perspecti=
vas
y asegura que las conclusiones no estén sesgadas por la experiencia =
de
una única variedad lingüística.

Gráfic=
o 2. Distribución de los
países de los que proceden los profesores encuestados
La mayor&iacu=
te;a
de los participantes contaba con una experiencia dilatada dando clases de
español; el 56 % trabajaba como docente desde hacía al m=
enos
siete años. Solo dos de los 41 encuestados ejercían la profes=
ión
desde hacía menos de un año.

Gráfico 3. Años de experiencia
enseñando español de los profesores encuestados
En relación con las preguntas
preliminares de la primera parte del cuestionario, la mayoría de los
participantes (70 %) afirmó haber neutralizado su variedad a la
hora de dar clase de español. En relación con la segunda
cuestión, el 71,8 % de los participantes señaló q=
ue
nunca (1) o rara vez (2) había recibido presiones por parte de las
instituciones en las que había trabajado para neutralizar su varieda=
d.

Gráfico 4. Neutralización de las
variedades de los docentes
Los resultados
muestran que la presión para reprimir rasgos de las variedades
latinoamericanas no proviene directamente de una imposición
explícita por parte de los centros educativos, sino que tiene su ori=
gen
en las propias comunidades latinas, a partir de concepciones interiorizadas
sobre el prestigio y la corrección. Este marco normativo heredado
podría explicar el rechazo al spanglish no tanto por constitu=
ir
una alternancia de código entre el inglés y el español,
sino por asociarse de manera directa con una comunidad minorizada y
desprestigiada como la latinoamericana. Hama y Ramsburg (2025) tambié=
;n
detectan una brecha entre el compromiso declarado de los instructores con la
diversidad lingüística y su desempeño docente como profe=
sores
de español: si bien los profesores afirman que incorporar la variedad
geográfica supone un enriquecimiento para los estudiantes, dejan fue=
ra
de sus currículos los elementos minorizados como el voseo.
En la segunda
parte del cuestionario, se preguntó a los docentes si
considerarían correctas o incorrectas las siguientes palabras: lo=
nche,
cash, ordenar, aplicar, introducir, rentar, llamar patrás, textear,
chequear y shopping, en el caso de encontrárselas en la
producción escrita de uno de sus estudiantes. Aunque el índic=
e de
aceptabilidad varía en función de los términos, solo <=
i>ordenar
y aplicar lograron la aprobación de la mayoría de =
los
participantes (35 y 25 sobre 41, respectivamente).

Gráfico 5. Palabras en sp=
anglish
que los docentes consideran correctas e incorrectas
Los resultados
muestran un rechazo mayoritario hacia el spanglish; la disparidad en=
tre
los términos revela, además, una falta de consistencia en cua=
nto
a los criterios de corrección. Una posible explicación es que=
los
docentes rechacen aquellas formas que no utilizan en su día a d&iacu=
te;a
(llamar patrás) o que identifican como préstamos no
adaptados (shopping y cash).
En
previsión de esta ausencia de coherencia en los criterios de
corrección, en el apartado final del cuestionario se preguntó=
a
los docentes qué principio seguían a la hora de corregir un
término. Podían marcar varias opciones de entre las
siguientes:
1.
2.&n=
bsp;
Cuando
considero que no está dentro de la norma culta.
3.&n=
bsp;
Cuando
me parece que es una forma poco prestigiosa.
4.&n=
bsp;
Cuando
no viene en el Diccionario de la Lengua Española.
5.
Los resultados mostraron una ligera
preferencia por la segunda y la quinta opción, lo que supuso otorgar=
la
misma consideración a los usos reales que se atestiguan en las
comunidades hispanohablantes que a aquellos que se consideran prestigiosos.=

Gráfico 6. Criterios adoptad=
os en
la corrección de los términos
Los resultados de la encuesta fu=
eron
puestos en común en una sesión con los participantes. A
raíz de ellos, se les dio una sesión formativa sobre
multilingüismo, con especial hincapié en el contexto estadounid=
ense
y en los hablantes de herencia. Se les invitó a reflexionar sobre el
concepto de error y sobre los posibles sesgos ideológicos que=
se
inmiscuyen en el momento de la corrección, así como sobre las
consecuencias emocionales que puede tener eliminar formas que están
ampliamente atestiguadas en comunidades latinas y situarlas al mismo nivel =
que
las incorrecciones gramaticales. &nbs=
p;
Tras esta sesión de
formación, la última fase del experimento consistió en
distribuir un cuestionario anónimo a través de la plataforma
virtual a la que los docentes tenían acceso, en la que se les plante=
aban
dos cuestiones de reflexión sobre la alternancia de códigos y=
se
les volvía a preguntar cómo considerarían las producci=
ones
en spanglish de sus estudiantes. Los enunciados eran los
siguientes:
1.
2.&n=
bsp;
¿Qué
impacto cree que tendría en la identidad y la motivación de s=
us
estudiantes el que usted valore positivamente (o, en cambio, corrija
sistemáticamente) el uso del cambio de código en sus producci=
ones
orales y escritas?
El análisis de los result=
ados
cualitativos mostró lo siguiente. En relación con la primera
pregunta, uno de los participantes expuso que la sesión formativa so=
bre
multilingüismo le había hecho cambiar de parecer y le sirvi&oac=
ute;
para darse cuenta de que los fenómenos actuales formaban parte del
cambio natural de las lenguas en contacto y no debían censurarse como
incorrectos.
(1)&=
nbsp;
Muchas veces sin pensarlo he tratado de
corregirlos diciéndoles: "eso no se dice así" o
"eso no es espanol" [sic]. Ahora entiendo que muchas de esas
palabras vienen de otros idiomas a los cuales los mismos estudiantes son
expuestos. Al igual que el español hablado en España, la
variación hablada en Latinoamérica utiliza palabras de otros
idiomas y no necesariamente podemos calificarlos como formas incorrectas. A=
hora
he entendido que no existe español bueno o malo. En el caso de =
mis
estudiantes, utilizan muchas palabras del
inglés. ¿Será espanglish? No lo sé, pero lo
que sí sé es que utilizan palabras en inglés, mientras
hablan Español [sic] y hasta cierto punto lo que más nos
debería alegrar como docentes de español es que sigan habland=
o su
idioma y que a la vez traten de hablar en espanol [sic], el idioma que
están aprendiendo. Al final lo más importante es que alcance =
el
objetivo de cualquiera lengua que se aprende: la comunicación.
Utilizar palabras en inglés es una estrategia que necesitan para
comunicarse.
Otros
participantes señalaron que la sesión formativa les hab&iacut=
e;a
hecho reflexionar sobre lo que constituye un español neutral o
estándar y sobre el posible sesgo ideológico que se introduce=
al
considerar unas opciones léxicas como incorrectas:
(2)&=
nbsp;
Todavía pienso que es importante
establecer una base de léxico útil para las personas que
están aprendiendo español. Pero ahora, me pregunto:
“¿qué es una variedad ‘neutral’ y qui&eacut=
e;n
decide el valor del léxico?”
(3)&=
nbsp;
Hay algo que me voy a llevar el resto de mi
vida y es lo siguiente, “¿Qué es la norma?” Cada
cultura/ país tiene su forma o variante para expresarse y no est&aac=
ute;
en ninguno de nosotros decir o juzgar cual [sic] es la mejor forma. Debemos
aceptar las variantes del habla y motivar a las personas a usar nuestra len=
gua,
pero sobre todo estar abiertos a los cambios.
Otros
encuestados hicieron hincapié en la paradoja que supone la
estigmatización del spanglish por parte de una comunidad de
docentes de origen latino:
(4) Lo que a mí mas [sic] me
sorprendió fue ver los resultados de la encuesta con las palabras.
Nosotros deberíamos luchar desde nuestras aulas por que los estudian=
tes
no sufran la discriminación que tenemos a veces los latinos en otros
ambitos [sic]. Hasta ahora no me había dado cuenta que [sic] corregi=
r a
un alumno podía ser malo para su aprendizaje. (5) He reflexionado en el hecho de q=
ue
como profesores de español como lengua extranjera de origen
latinoamericano debemos estar conscientes de que algunos de nuestros
estudiantes se expresarán de diferentes formas. También nos
sucede a nosotros. Ha sido interesante debatir sobre cómo los profes=
ores
corrigen formas que ellos mismos utilizan por influencia del inglés.=
En relación con la segunda
cuestión, varios participantes reflexionaron sobre el hecho de que u=
na
retroalimentación negativa por parte del profesor podría resu=
ltar
contraproducente en el proceso de aprendizaje. (6)
Pienso que cuando corregimos mucho, los
estudiantes no quieren hablar. Piensan que su español no sirve. Ello=
s se
desaniman. (7)&=
nbsp;
Si yo acepto el spanglish, ellos miran que =
su
forma de hablar también es importante. Eso les da más confian=
za. A modo de conclusión, destacamos la
reflexión de este docente, en relación con el papel que
desempeñan en las aulas y con su cambio de mentalidad tras la
sesión formativa hacia los códigos híbridos. &nb=
sp;
(8) El apoyo o no apoyo al code switching discutido e=
n la
clase y ver los resultados de varias encuestas me ayudan a asimilar cu=
ando
escucho que mis estudiantes dicen “el techo está liquiandoR=
21;.
Suena horrible, pero ahora pienso que tiene un sentido y que quizá no
debo corregirlos. Y también cuando escucho “Cuidado con los
pedestriales”. ¿Qué pasó con la palabra peatones?
¿Dejó de existir? Ahora entiendo que sin darnos cuenta utiliz=
amos
los extranjerismos, usamos palabras prestadas de otros países para
integrarlas en nuestra lengua cotidiana, y está bien, no pasa nada. =
La
palabra pizza, por ejemplo, no se puede llamar de otra forma. Una
pizza es una pizza. “Cuando you can’t find la palabra en un idi=
oma
so you fill it in con la otra.” Así es. Este estudio pone de manifiesto que las actitudes y
percepciones de algunos docentes están atravesadas por las
ideologías mayoritarias, aun cuando ellos mismos proceden de una
variedad minorizada. En este sentido, es importante que los profesores de
lenguas adicionales reciban formación constante y reflexionen de man=
era
crítica sobre las consecuencias negativas que puede tener en el plano
emocional corregir a sus estudiantes cuando estos emplean palabras que han
escuchado en otros contextos y que, de algún modo, son parte de su
identidad lingüística y cultural. Al señalar un
término como incorrecto, el docente transmite de forma implíc=
ita
que el modo de hablar de una comunidad carece de prestigio o valor, lo que
puede contribuir a un sentimiento de inseguridad o vergüenza. Esto es
especialmente peligroso en un contexto como el estadounidense, donde el
español parte de una situación de desventaja respecto al
inglés. En lugar de motivar el aprendizaje, la corrección pue=
de
producir silencio en el aula y una ruptura con la propia identidad hispana.
Reconocer el spanglish como un recurso legítimo favorece la
autoestima lingüística y permite que los estudiantes construyan=
una
relación positiva hacia la lengua. 6.&n=
bsp;
CONCLUSIONES El presente estudio ofrece un
análisis acerca de las ideologías lingüísticas y =
las
prácticas de corrección de 41 docentes de origen latino,
residentes en Estados Unidos, que crecieron hablando español y
actualmente lo enseñan en instituciones educativas del país. =
Los
resultados invitan a reflexionar sobre los prejuicios existentes hacia las
variedades híbridas y las alternancias de código, así =
como
sobre las posibilidades de transformación educativa que surgen cuand=
o se
fomenta la formación crítica en torno al multilingüismo.=
La primera
parte del análisis, centrada en el cuestionario anónimo
distribuido, mostró que los docentes admitían haber neutraliz=
ado
su variedad de forma consciente en el ejercicio de su labor como profesores=
de
español. A juzgar por los resultados de la encuesta, este
fenómeno no parece explicarse por presiones explícitas por pa=
rte
de las instituciones educativas en las que trabajan, sino más bien p=
or
la percepción generalizada de que su variedad carece de prestigio y
está asociada al ámbito informal. En consonancia con esto, se
observó un rechazo generalizado hacia los préstamos del
inglés cuando eran empleados por los estudiantes. A pesar de que los
docentes utilizan estos términos en su vida cotidiana, dentro de cla=
se
tienden a sancionarlos como erróneos. Esta contradicción reve=
la
tensiones entre la identidad lingüística de los profesores y su
práctica pedagógica, además de la persistencia de
ideologías puristas que entienden los resultados del contacto
lingüístico como una adquisición incompleta en alguna de=
las
dos lenguas. Otro hallaz=
go
significativo es la falta de consistencia a la hora de definir lo que
constituye un error. Las respuestas a la segunda parte del cuestionario ini=
cial
mostraron variaciones importantes en los juicios de aceptabilidad en
función de las palabras que se les presentaban, lo que pone de
manifiesto una ausencia de homogeneidad en cuanto a los criterios. Cuando se
preguntó a los docentes por los principios que empleaban, las respue=
stas
no fueron consistentes, lo que confirma que las decisiones no se fundamenta=
n en
normas claras, sino en percepciones subjetivas, vinculadas al prestigio soc=
ial
de determinadas formas. Los resultados del cuestionario inicial muestran que
los docentes reproducen en el aula prejuicios hacia sus propias variedades y
que la corrección de los términos que se perciben como
híbridos revela distanciamiento entre la práctica
pedagógica y la realidad sociolingüística de los
estudiantes. Los resulta=
dos
cualitativos tras la sesión formativa son más alentadores. Tr=
as
participar en una sesión dedicada a reflexionar críticamente
sobre el multilingüismo y las dinámicas habituales en el contac=
to
de lenguas, los docentes modificaron su percepción. La encuesta
posterior mostró un cambio significativo en su disposición a
reconocer el valor comunicativo y cultural de las formas híbridas,
así como mayor sensibilidad hacia las implicaciones emocionales y
motivacionales que puede tener la retroalimentación negativa de form=
as
que existen. Varios participantes reconocieron el spanglish como una
variedad legítima del repertorio lingüístico de sus
estudiantes, en lugar de como una desviación que debía correg=
irse
dentro del aula. Asimismo, reflexionaron sobre el impacto negativo que puede
tener en la autoestima, especialmente en la de aquellos que pertenecen a una
comunidad minorizada. A modo de
conclusión, los resultados muestran que, a pesar de que persisten
prejuicios arraigados en torno a las variedades latinas y al spanglish=
i>,
la formación crítica en multilingüismo abre la posibilid=
ad
de cuestionar estas ideologías y de promover prácticas docent=
es
más inclusivas y respetuosas. El estudio confirma la importancia de
generar espacios de reflexión y debate donde los docentes reconozcan=
el
valor de sus variedades y sean flexibles y tolerantes en relación con
las consecuencias del multilingüismo.=
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017.1349792
ANEXO I.
1.&n=
bsp;
Información gener=
al
1.1.
&iques=
t;En
qué estado de EE.UU. trabajas actualmente?
1.2.
&iques=
t;Creciste
hablando español?
1.3.
¿Cuántos años de experiencia tienes enseñando
español?
1.4. =
¿Cuál
es tu país de origen?
2. Experiencia
con la variedad lingüística
2.1.
¿Has intentado neutralizar o modificar tu variedad de español
latinoamericano al enseñar español?
2.2.
¿Te has sentido presionado por las instituciones en las que has
trabajado o por tus colegas para usar una variedad “neutral” de
español?
3.&n=
bsp;
Eres profesor de
español en una institución estadounidense. Les pides a tus
estudiantes una prueba escrita y recibes los siguientes fragmentos. Debes
decidir si consideras correctas o incorrectas las palabras que aparecen
subrayadas.
1.&n=
bsp;
“El viernes pasado=
fui
con mis amigos a tomar el lonche en el parque y después
jugamos fútbol hasta la noche.”
2.&n=
bsp;
“El sábado
cobré mi cheque y fui al banco a sacar cash para pagar=
la
renta.”
3.&n=
bsp;
“El sábado =
fui
a cenar con mi familia a un restaurante. Cuando llegó el mesero, mi
hermano ordenó unos tacos.”
4.&n=
bsp;
“Este semestre est=
oy
ocupado porque quiero aplicar a varias universidades en Estad=
os
Unidos y necesito preparar mis ensayos.”
5.&n=
bsp;
“En la fiesta de
bienvenida mi amiga me introdujo a varios compañeros
nuevos que también estudian español.”
6.&n=
bsp;
“Me gustarí=
a rentar
un apartamento cerca de la universidad con mis amigos para el próximo
semestre.”
7.&n=
bsp;
“María me <=
u>llamó
p´atrás ayer, pero no le pude responder”
8.&n=
bsp;
“Carlos me text=
eó
ayer para preguntarme si me apetecía ir al cine.”
9.&n=
bsp;
“Estoy buscando su
teléfono, pero no lo encuentro. Necesito volver a chequearlo.=
”
10. =
“El
viernes me ha propuesto mi madre ir de shopping.”
4.&n=
bsp;
Como profesor,
¿cuándo consideras un uso incorrecto? Puedes marcar varias
opciones:
o
Cuando no existe en mi
variedad y no me suena bien.
o
Cuando
considero que no está dentro de la norma culta.
o
Cuando
me parece que es una forma poco prestigiosa.
o
Cuando
no viene en el Diccionario de la Lengua Española.
o Cuando pienso que no la diría
ningún hispanohablante.