n40
Número 40. Primavera 2026
Sección temática: Sentir la lengua. Construcción del espacio emocional en segundas lenguas
Editores de la sección temática: Ana Blanco Canales (Universidad de Alcalá) y Aránzazu Bernardo Jiménez (Universidad de Castilla-La Mancha)
Fechas importantes:
- Fecha límite para la presentación de artículos: 15 de enero de 2026
- Notificación de revisión o aceptación: 28 de febrero de 2026
- Fecha de publicación: abril 2026
*Se aceptan pre-propuestas con un abstract de 400 palabras hasta el 30 de noviembre de 2025 escribiendo a la editora invitada Ana Blanco <ana.blanco@uah.es>.
Contextualización
Cognición y emoción son dos dimensiones que interactúan en los procesos complejos llevados a cabo por el individuo, como la comunicación y el aprendizaje (Dolan, 2002). En ambos, el lenguaje emerge como elemento creador y portador del componente emocional que acompaña a las experiencias humanas (Lindquist et al., 2015). Ello explica que el estudio de las relaciones entre lenguaje y emoción esté experimentando un desarrollo notable en disciplinas como la lingüística, la antropología, la psicología cognitiva o las neurociencias (véanse las revisiones Robinson y Altarriba, 2014 o Hinojosa et al., 2019, entre otras).
El componente emocional también ha adquirido creciente relevancia en la investigación aplicada sobre adquisición de segundas lenguas, posicionándose como un factor modulador crucial de los procesos de aprendizaje formal e informal. La literatura reciente demuestra que las emociones inciden tanto en el rendimiento lingüístico como en la eficacia de la comunicación en L2. Ello exige reconsiderar los modelos enfocados en aspectos cognitivos del aprendizaje para integrar las dimensiones afectivas (Blanco Canales y Bernardo Jiménez, en prensa). Profundizar en el análisis de cómo las nuevas palabras incorporan características afectivas, especialmente en las etapas iniciales, nos puede ayudar a entender cómo se incorporan y representan las propiedades afectivas en la nueva lengua, lo que conlleva claras implicaciones en el logro de una comunicación genuina y eficaz (Hernández Muñoz y Blanco Canales, 2023).
Los estudios sobre la emocionalidad en diferentes lenguas indican que el contexto cultural en el que están inmersos los hablantes determina no solo la amplitud del vocabulario emocional, sino también la manera de percibir, entender y describir las emociones, por lo que cada lengua posee un espacio emocional único (Dewaele, 2010, Robinson y Altarriba, 2014). Esto ha llevado a los investigadores a interesarse por lo que ocurre con los hablantes bilingües y comprobar si el procesamiento emocional se modifica cuando las personas se comunican en una lengua extranjera (L2), en comparación con su lengua materna (L1). Diversos trabajos han mostrado que la lengua materna conserva un peso emocional mayor que la lengua aprendida posteriormente. Palabras tabú, insultos o expresiones ligadas a la infancia suelen provocar reacciones fisiológicas más intensas en la L1 que en la L2 (Harris et al., 2003). Esta diferencia no se limita al uso léxico: también se ha documentado en tareas de memoria, toma de decisiones y dilemas morales (Keysar et al., 2012).
La explicación más frecuente apunta a que la L1 se adquiere en contextos de fuerte carga afectiva —la familia, los primeros vínculos, la socialización temprana— mientras que la L2 suele aprenderse en entornos más académicos o formales, con menor implicación emocional. Como consecuencia, las palabras de la L2 tienden a activar redes semánticas más “desencarnadas” o distantes en lo afectivo (Pavlenko, 2012). Esta reducción de la resonancia y de la respuesta emocional en la L2 restaría eficacia comunicativa, pero, al mismo tiempo, permitiría a los hablantes distanciarse del contenido, reduciendo la ansiedad (Javier y Marcos, 1989), el pudor o vergüenza (Bond y Lai, 1986) o el grado de implicación o compromiso (Cook y Dewaele, 2022).
El estudio de la expresión y percepción emocional en lenguas extranjeras revela una tensión constante entre distancia y cercanía afectiva. Se trata de un fenómeno de enorme diversidad, con resultados dispares, siendo, en algunos casos, contradictorios, lo que evidencia la enorme complejidad del tema. Así, diferentes estudios revelan que la L2 no es necesariamente “menos emocional”, pero sí se encuentra atravesada por la historia personal de aprendizaje, la competencia alcanzada y los contextos de uso (Blanco Canales, 2024). Comprender estas dinámicas es fundamental para lingüistas, docentes y profesionales que trabajan en entornos bilingües o multilingües.
Convocatoria
Esta sección temática pretende contribuir al avance científico de este ámbito de la lingüística aplicada. Su objetivo es promover el conocimiento mediante una reflexión crítica sobre los diferentes temas de estudio, ofrecer interpretaciones contrastadas y rigurosas y presentar resultados, debates y conclusiones relevantes. Todas las contribuciones deben basarse en estudios empíricos de naturaleza cualitativa, cuantitativa o mixta, tal y como solicita RNLAEL. Se espera, por tanto, que haya una recopilación y análisis sistemático de datos a partir de los cuales se presenten y discutan resultados verificables sobre lo emocional en segundas lenguas (procesamiento, expresión, percepción, construcción semántica).
Se busca recoger trabajos que arrojen luz sobre cuestiones como las siguientes:
- ¿Cómo se forma el “espacio mental” de las emociones y cómo se refleja esta organización en el lenguaje? ¿Existen diferencias entre la L1 y la L2?
-¿Qué factores lingüísticos y socioculturales condicionan la diferencia en la resonancia emocional entre la L1 y la L2?
- ¿Qué papel desempeña la competencia lingüística en la percepción y la experiencia de la emocionalidad en la L2?
- ¿Cómo influyen las emociones en el proceso de aprendizaje de la lengua? ¿Cómo afecta a la memoria o a la atención?
- ¿Qué aspectos específicos del lenguaje comunican las emociones de los hablantes y cómo afectan a las interacciones?
- ¿Qué papel desempeñan los propios referentes y representaciones del alumno en la construcción del espacio emocional y cómo se incorporan a la nueva lengua?
-¿Qué efecto tiene el refuerzo tanto de la identidad emocional como de la lingüística emocional en la motivación para la comunicación en la L2?
Las propuestas pueden presentarse en inglés, español, portugués, alemán, francés o italiano. Si desea presentarlo en alguna otra lengua, por favor, consulte.
Referencias bibliográficas
Blanco Canales, A. (2024). Modelos de valoración afectiva del léxico del español como segunda lengua. Revista signos: estudios de lingüística, 57, 116, 652–677.
Blanco Canales, A y Bernardo Jiméznez, A. (en prensa). Estímulos emocionales en el contexto de aprendizaje y su efecto en la memoria léxica.
Bond, M. and Lai, T.-M. (1986). Embarrassment and code-switching into a second language. Journal of Social Psychology, 126, 2, 179–186
Cook, S. R., and Dewaele, J.M. (2021). ‘The English language enables me to visit my pain’. Exploring experiences of using a later-learned language in the healing journey of survivors of sexuality persecution. International Journal of Bilingualism, 26(2), 125-139. https://doi.org/10.1177/13670069211033032
Dewaele, J.M. (2010). Emotions in multiple languages. Basingstoke. England: Palgrave Macmillan.
Dolan, R. J. (2002). Emotion, Cognition, and Behavior. Science 298, 1191–1194.
Harris, C. L., Ayçiçeği, A. and Gleason, J. B. (2003). Taboo Words and Reprimands Elicit Greater Autonomic Reactivity in a First Language Than in a Second Language. Applied Psycholinguistics 24, 561–579. https://doi.org/10.1017/S0142716403000286
Hernández Muñoz, N. y Blanco Canales, A. (2023). Emotional factors of early vocabulary in Spanish as a second language. Bilingualism, 26, 3, 476–489
Hinojosa, J. A., Moreno, E. M. and Ferré, P. (2019). Affective neurolinguistics: Towards a framework for reconciling language and emotion. Language, Cognition and Neurosicence 49, 1–27. https://doi.org/10.3758/s13428-017-1006-3
Javier, R. and Marcos, L. (1989). The role of stress on language independence and code-switching phenomena. Journal of Psycholinguistic Research, 18, 5, 449–472.
Keysar, B., Hayakawa, S. L., and An, S. G. (2012). The foreign-language effect: thinking in a foreign tongue reduces decision biases. Psychological science, 23(6), 661–668. https://doi.org/10.1177/0956797611432178
Lindquist, K. A., MacCormack, J. K. and Shablack, H. (2015). The role of language in emotion: Predictions from psychological constructionism. Frontiers in Psychology 6, Article 444. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2015.00444
Pavlenko, A. (2012). Affective processing in bilingual speakers: Disembodied cognition? International Journal of Psychology 47, 405–428. https://doi.org/10.1080/00207594.2012.743665.
Robinson, C. and Altarriba, J. (2014). The interrelationship between emotion, cognition, and bilingualism. Yearbook of the Poznan Linguistic Meeting 1, 103–117.